Los cuartos fantásticos. Mucha vegetación. Paseo en bicicleta. Personal amable. Arquitectura restaurada. Habitaciones encantadoras. Tranquilidad y armonía. Cerca de playas hermosas.

Nada de verdad.

Mi estadía en Hacienda San Francisco Tzacalha fue simplemente maravillosa. Pasé unos días rodeado de historia y naturaleza, explorando en bicicleta los hermosos terrenos de la hacienda. Las habitaciones eran encantadoras, cada una con su propio estilo y personalidad. Disfruté de la tranquilidad y la armonía que se respiraba en el ambiente, así como de las deliciosas comidas en el restaurante de la hacienda. También tuve la oportunidad de visitar playas hermosas y sitios de interés cercanos. El personal fue amable y siempre dispuesto a ayudar. Sin dudarlo, volvería a esta hacienda, fue una experiencia especial y sorprendente. Recomendado al 100%.

¡Lo recomiendo!

Habitaciones amplias y bien equipadas, con oferta de actividades de ecoturismo. Desayuno incluido muy rico y abundante, huevos con longaniza de lo mejor. Personal amable y atento. Hermosa arquitectura y ambiente tranquilo. Ideal para explorar las cercanas playas hermosas y sitios de interés.

Me encantó estar ubicado junto a la antigua casa de máquinas principal de la hacienda, como retroceder en el tiempo. Las habitaciones sólidamente construidas eran impresionantes mientras los relámpagos iluminaban el cielo yucateco. El servicio fue excelente y el desayuno incluido fue delicioso. Además, disfruté explorando los hermosos jardines y las instalaciones históricas de la hacienda.

La señal de wifi era débil y es necesario mejorar el acceso a internet.

Excelente atención del staff, encantadores jardines, tranquilo y silencioso, deliciosa comida del chef Andrés, habitaciones con encanto.

Nada negativo.

El hotel ofrece un encanto histórico y naturaleza. Habitaciones únicas y bien decoradas. El personal es amable y servicial. Buen desayuno y ubicación conveniente cerca de hermosas playas y sitios de interés.

Casa maya, amueblada, hamacas, baño grande, cocina equipada. Hermosa arquitectura, diferentes habitaciones, atmósfera de tranquilidad y armonía, restaurante en el lugar, taller de cerámica. Personal amable y atento. Fauna diversa. Restauración fiel a la historia original. Atención del dueño. Belleza y conservación del lugar. Excelente desayuno.

la hacienda superó mis expectativas, mucho mejor que mi anterior estancia en Dzidzantún. La hermosa casa maya y el amplio terreno para explorar fueron lo más destacado. Don Andrés, el chef, fue un anfitrión hospitalario y sus desayunos fueron deliciosos. La ubicación, la tranquilidad y la belleza natural también fueron impresionantes. Definitivamente vale la pena visitarla.

Falta capacitación en el servicio de restaurante. La atención fue muy lenta y el menú no fue muy variado.

Habitaciones amplias y bien equipadas, actividades de ecoturismo. Relax, descanso y entretenimiento durante nuestra estancia. Desayuno incluido muy rico y abundante, huevos con longaniza de lo mejor. Hermosa casa maya, bien amueblada, horcones para hamacas, baño enorme, cocina completa. Piscina hacia arriba, terreno enorme para explorar a pie o en bicicleta. Chef excelente y hospitalario. Ubicación tranquila, belleza de la naturaleza preservada.

El hotel es espacioso y está muy bien cuidado. Las instalaciones son hermosas y tienen un toque auténtico.El personal es amable y servicial.El desayuno es delicioso.

Nada que no me gustase.

La ubicación dentro de la hacienda, cerca de pueblos interesantes y del mar, es ideal para explorar la zona. Las habitaciones están bien construidas y sólidas, lo cual fue especialmente agradable durante una tormenta eléctrica.El desayuno fue delicioso y abundante.El personal fue amable y atento.

Me gustó todo.

La ubicación de este lugar es ideal, ya que se encuentra a menos de una hora de interesantes ciudades y del mar. Además, cuenta con una torre de observación de madera desde donde disfrutamos de una agradable brisa y pudimos observar aves y miles de mariposas multicolores. Las áreas comunes son muy acogedoras, con mesas tanto en el interior como en las terrazas cubiertas y descubiertas.

El personal no utilizaba cubrebocas, lo cual es una preocupación en términos de seguridad sanitaria.

Recorrer en bicicleta, arquitectura restaurada, habitaciones lindas y encantadoras, atmósfera de tranquilidad y armonía, naturaleza y restaurante delicioso. ¡Recomendado al 100%!

Recorrer la Hacienda en bicicleta por la mañana temprano fue una delicia. La arquitectura de cada espacio ha sido restaurada manteniendo su estilo original. Las habitaciones son lindas, diferentes y tienen su propio encanto. Se vive una atmósfera de tranquilidad y armonía. Además, el restaurante de la Hacienda ofrece comida deliciosa. El taller de cerámica tiene piezas únicas. También está cerca de hermosas playas como Santa Clara y San Crisanto, y lugares de interés como Valladolid o Ek Balám. El staff es amable y siempre está dispuesto a solucionar cualquier detalle. Recomiendo al 100%, regresaría sin dudarlo.