Lo mejor del hotel fue la ubicación y el entorno natural en el que se encuentra. Está justo enfrente de la entrada a las ruinas y ofrece vistas impresionantes a la montaña. Además, el personal fue muy amable y atento, facilitándonos los desplazamientos y la gestión de las entradas. Las habitaciones eran cómodas y estaban cuidadas en detalle. destacaría la comida del restaurante, que estaba deliciosa, y el servicio del personal, que fue cálido y eficiente.

La ubicación es perfecta, frente a la entrada a Machu Picchu. Las habitaciones son cómodas y ofrecen vistas impresionantes a la montaña de Huayna Picchu. El personal es amable, eficiente y profesional. La comida es deliciosa. Volvería sin dudarlo.

Terraza con vista al atardecer. Personal atento y amable.- Jardines hermosos.- Excelente servicio de restaurante.- Gentileza después del check out.- Habitación fantástica.- Aprendizaje sobre el Pisco

Todo fue maravilloso.

Nos alojamos en un hotel situado junto al parque, con un hermoso jardín lleno de orquídeas y fuentes de agua. Las habitaciones eran amplias y cómodas, con detalles de lujo en cada rincón. El desayuno, que se servía en el restaurante del hotel, estaba delicioso, con opciones calientes a la carta, como los huevos benedictinos. Además, el servicio fue excelente, con un personal atento y servicial.

Lamentablemente se escuchaba el ruido de los buses que llegaban al santuario durante todo el día, lo cual fue algo molesto.

Nos alojamos en este hotel y quedamos encantados con su ubicación privilegiada. Está justo al lado de la entrada a la ciudadela, lo que nos permitió disfrutar de una experiencia única. Las habitaciones eran cómodas y bien equipadas, con todas las comodidades exclusivas que buscamos en un hotel de lujo. Además, el restaurante nos ofreció una carta variada y deliciosa, tanto en el desayuno como en las comidas.

El único inconveniente que encontramos durante nuestra estancia fue el ruido de los autobuses turísticos que llegaban constantemente al santuario. Aunque en las habitaciones no se escuchaba nada, en la terraza se podía oír claramente el ruido de los motores de los autobuses.