Hemos estado recientemente en Cal Tomàs y la experiencia ha sido maravillosa. La casa es preciosa, con una reforma muy bien hecha y espacios cómodos. Las habitaciones son bonitas y las camas muy cómodas. Los lavabos estaban limpios y las toallas de buena calidad. La cocina está muy bien equipada, con lavavajillas y lavadora. No tuvimos frío gracias a las calefacciones. Además, la dueña, Mercè, fue muy amable y nos regaló productos locales. Sin duda, recomendaría este lugar para desconectar y relajarse.

Nos alojamos en Cal Tomàs, un lugar tranquilo y bien equipado. Las habitaciones son amplias y autónomas, y la cocina y el salón son ideales para compartir. El trato de la anfitriona, Mercè, fue fenomenal y nos hizo sentir como en casa. La casa rural está totalmente reformada con buen gusto. Es acogedora y cuenta con una cocina grande compartida. Además, su ubicación es perfecta para hacer senderismo, bicicleta y visitar las vinotecas de la zona. Sin duda, una experiencia muy completa y recomendable.

Todo bien 👍🏼.

Me encantó la estancia en este bonito y bien equipado alojamiento. Las habitaciones son amplias y autónomas, con camas cómodas y muchos cojines para elegir. Los lavabos están limpios y las toallas y el secador de pelo son de alta calidad. Además, la anfitriona fue muy amable y atenta, nos regaló productos locales y proporcionó jabones ecológicos. Sin duda, una experiencia completa y muy recomendable.

La falta de televisión en las habitaciones fue un detalle a tener en cuenta, aunque había una televisión en un comedor compartido.

Viajamos un grupo de amigos y sus parejas para visitar la zona con un programa diverso: enoturismo, pasear, visitar algunos escenarios de la guerra del 36-39, compartir las sobremesas. Buscamos un lugar para alquilarlo en su totalidad y encontramos Cal Tomàs, y fue un acierto porque es un lugar tranquilo, con muchas opciones de hacer cosas y muy bien equipado y limpio. Todas las habitaciones son amplias y autónomas. Un lugar excelente. Es igualmente interesante si se alquila por habitaciones porque la cocina y el salón son amplios y permiten ser fácilmente compartidos. El trato de la anfitriona es fenomenal. La casa es muy bonita, muy bien cuidada y con espacio más que suficiente para todos los huéspedes. Las zonas comunes están equipadas con todo lo necesario y más: hay televisión, hay juegos de mesa que puedes coger prestados, hay libros, etc. La cocina está muy bien también si se tiene que utilizar, cuenta con todo lo necesario y extras como lavavajillas, lavadora y secadora. Las habitaciones son muy bonitas, las camas muy cómodas y tienes infinidad de cojines para escoger el tuyo y dormir plácidamente. Los lavabos están limpios y las toallas y el secador de pelo que te ofrecen son perfectos. Teníamos miedo de pasar frío al ser una casa tan grande y en un lugar tan inhóspito, ¡pero para nada! Las calefacciones hicieron de la casa nuestro cálido hogar. Y por otra parte, la dueña, Mercè, es una mujer muy amable y atenta. Estuvo con nosotros a la hora de entrar, nos enseñó todas las estancias y además tuvo el detalle de regalarnos una botella de vino, aceite y mermelada todo hecho en la zona. ¡Ah! Y unos jabones ecológicos que huelen de maravilla. Mercè es, sin duda, la guinda del pastel. En resumen, ¡¡muy muy recomendable!! No lo dudéis.

Recomendaría este lugar a todos.

Nos encantaron las vistas panorámicas desde la habitación y la ubicación tranquila del hotel. Además, disfrutamos de la cercanía de la playa, lo cual fue una gran ventaja. apreciamos el diseño moderno y elegante del hotel, que nos hizo sentirnos cómodos durante nuestra estancia.

El servicio de limpieza no cumplió con nuestras expectativas, ya que encontramos algunas áreas con polvo y suciedad. Además, el hotel carecía de opciones de entretenimiento en la habitación, lo cual fue un inconveniente para nosotros.

Nos encantó nuestra estancia en Cal Tomàs. La casa es bonita, bien cuidada y espaciosa, con todas las comodidades que necesitábamos. Las zonas comunes estaban equipadas con todo lo necesario, desde televisión hasta juegos de mesa. Las habitaciones eran hermosas y las camas muy cómodas. Los lavabos estaban limpios y las toallas eran perfectas. No tuvimos frío gracias a las calefacciones. Además, la dueña, Mercè, fue muy amable y atenta, incluso nos regaló productos locales. En resumen, una experiencia muy recomendable.

Mejor imposible!