Tres cabañas acogedoras con una decoración exquisita. Gastronomía ingeniosa con productos locales. Un sitio imprescindible para desconectar y revivir sensaciones olvidadas. Anfitriones atentos y trato personalizado. Comida deliciosa y habitaciones cómodas.

Me sentí inmediatamente como en casa, no me puedo quejar.

Nuestra estancia en El Paraje del Chef fue una experiencia increíble. Pasamos unos días maravillosos en medio de la naturaleza, disfrutando de la tranquilidad y comodidad que nos ofrecía el hotel. El trato de los anfitriones fue excelente, ofreciéndonos un servicio personalizado y cálido en todo momento. La comida, preparada por el talentoso Chef Juan Carlos Espejo y su familia, fue simplemente espectacular, con ingredientes auténticos y llenos de amor. Sin duda, fue una experiencia única y esperamos volver en el futuro.

Recomiendo este lugar insistentemente.

Lo mejor de mi experiencia en este hotel fueron las cabañas acogedoras y bien decoradas, lo cual me hizo sentir muy cómodo durante mi viaje de negocios. me encantó la gastronomía innovadora y deliciosa que ofrecían, utilizando productos locales y presentando los platos de manera muy atractiva. Además, la ubicación era perfecta, ya que estaba cerca del pueblo pero en medio de la naturaleza, lo cual me permitió disfrutar de unas vistas espectaculares. Sin duda, una gran ventaja de este lugar fue la posibilidad de desconectar y revivir sensaciones olvidadas.

Lo que menos me gustó fue el camino de acceso al lugar, ya que estaba en mal estado. Sin embargo, una vez llegué al hotel, ese pequeño inconveniente quedó olvidado gracias a la maravillosa experiencia que tuve allí.

¡Una estancia inolvidable en El Paraje del Chef! Tres cabañas acogedoras y con una decoración exquisita. La gastronomía ingeniosa y basada en productos locales nos cautivó con su sabor y presentación. La atención de los anfitriones fue excelente, ofreciendo un trato personalizado y exclusivo. Sin duda, un lugar imprescindible para desconectar y revivir sensaciones olvidadas.

Recomendaría este lugar sin dudarlo.

La ubicación es perfecta: en medio del monte pero cerca del pueblo. La comida y el desayuno son exquisitos, con productos auténticos y cuidados. El trato de los dueños es excepcional, siempre pendientes de que todo esté genial. Las habitaciones son cómodas y acogedoras, decoradas con buen gusto.