El hotel se encuentra en una ubicación espectacular, cerca de la costa y rodeado de hermosas montañas. Las habitaciones son cómodas y están bien cuidadas, con camas acogedoras. Los propietarios son muy amables y atentos, mostrando una gran preocupación por sus clientes. El desayuno es delicioso y se prepara al momento. Además, cuenta con instalaciones como un spa íntimo y una piscina exterior climatizada con hidromasaje.

Algunas habitaciones podrían beneficiarse de una decoración más moderna o de una actualización en ciertos aspectos.

Trato cercano, comida deliciosa, ambiente relajante, atención amable, ubicación conveniente, habitaciones cómodas.

Nada, todo bien.

Me encantó mi estancia en este hotel. Lo mejor fue el trato familiar y cercano del personal. Siendo una persona vegetariana, me ofrecieron opciones deliciosas y variadas sin ningún problema. La comida era casera y se preparaba al momento con productos frescos. Además, las habitaciones eran grandes y confortables. Sin duda, recomendaría este hotel para parejas que quieran desconectar y disfrutar de un buen desayuno. El ambiente era tranquilo y el personal del desayuno fue muy simpático.

Un lugar encantador con un trato familiar y cercano. Siempre dispuestos a ayudar y con una sonrisa.

Fue maravilloso, no tengo ninguna pega.

El Tejar es un hotel muy acogedor y familiar en el que disfrutamos de una estancia maravillosa. El trato del personal, especialmente de Lucía, fue excepcional, haciéndonos sentir como en casa en todo momento. La habitación era amplia y acogedora, con una cama y ropa de cama de alta calidad que garantizaban nuestro confort. Además, pudimos disfrutar de una sesión privada de Spa & Sauna, un extra que vale la pena. El desayuno era variado y completo, con un buen café, y las cenas con menús de degustación eran buenísimas, gracias a Vanesa por cocinar platos que nos recordaron a los de nuestras madres. En definitiva, pasamos tres días maravillosos en Vilaflor, el pueblo más alto de España, disfrutando de caminatas, descanso y excelente comida.

Para mí, nada 😊

Me encantó mi estancia en este hotel durante la Semana Santa. Lo que más me gustó fue la opción de tener un spa privado con cena incluida. Fue una experiencia muy relajante, con velitas, música relajante y un ambiente muy íntimo. Además, el hotel está situado en un entorno tranquilo y rural, perfecto para desconectar de la vida urbana. También disfruté mucho de la comida casera, preparada por el amable personal del hotel.

Hubo algunos aspectos negativos que no me gustaron. Primero, el check-in fue un poco lento y se quedaron con nuestros documentos por un tiempo prolongado.