Me sentí bastante a gusto, no tengo ninguna queja.

Me sentí bastante a gusto, no tengo ninguna queja.

Estuve en una escapada de fin de semana a El Zamacén a principios de julio y quedé encantado con este pequeño hotel rural. de su cómoda ubicación cerca de los lugares que íbamos a visitar, nos llamó la atención la belleza y el encanto de este antiguo molino rehabilitado. El personal fue muy atento y comprensivo, incluso cuando llegamos un poco tarde para hacer el check-in. La habitación para dos personas era espaciosa y tenía un balcón con unas vistas increíbles y mesas y sillas para disfrutar del fresco por la noche. disfrutamos mucho de la comida en el restaurante, donde pudimos escuchar el relajante sonido del agua. Además, el hotel está junto a una vía verde donde pudimos pasear y disfrutar de la naturaleza de la zona. En general, recomendaría este hotel para aquellos que buscan un lugar tranquilo y acogedor en el campo.

Mi estadía en El Zamacén fue maravillosa. Me encantó la ubicación, ya que pude disfrutar de la milla verde y hacer senderismo en los hermosos pueblos cercanos. El personal fue muy amable y atento en todo momento. El restaurante del hotel fue una grata sorpresa, la comida era deliciosa y recomendaría probar los torreznos de bacalao y las manitas rellenas de gambas. Además, tuve la suerte de tener una habitación con terraza, donde pude relajarme y disfrutar de una hermosa vista.

El único inconveniente fue la falta de espacio para aparcar, pero esto no fue un gran problema ya que en el pueblo vecino había zonas de estacionamiento disponibles.

Estuvimos dos personas en una escapada de fin de semana a principios de Julio. Escogimos un hotel por su cercanía a los lugares a visitar, Anento y Belchite, pero también nos atrajeron las buenas reseñas y el hecho de ser un antiguo molino. El establecimiento es pequeño pero cómodo, el personal es muy atento, incluso cuando llegamos tarde para el check-in. El restaurante en la planta baja es excelente, tanto la comida como el ambiente, donde se escucha el fluir del agua. La habitación era espaciosa y teníamos un balcón con mesas y sillas donde disfrutar del fresco. Además, está junto a una vía verde para pasear o andar en bicicleta y disfrutar de la naturaleza.

Nada, todo fue maravilloso 😊

El ZAMACÉN es un acogedor hotel rural ubicado en un antiguo molino rehabilitado. Me encantó la sensación de dormir con el arrullo del agua pasando por debajo del edificio. Además, el restaurante ofrece una deliciosa y elaborada cocina a precios ajustados. Destaco la amabilidad del personal, quienes nos permitieron hacer el check-in más tarde sin ningún problema. Nuestra habitación era espaciosa y tuvimos la suerte de tener un balcón con mesas y sillas donde disfrutamos de las noches al fresco escuchando el sonido del agua. aprovechamos la cercanía de la vía verde para pasear y disfrutar de la naturaleza de la zona.

Todo fue maravilloso 😊

lo pasamos genial en nuestro descanso garantizado en Burbáguena. El Zamacén superó nuestras expectativas con creces. Disfrutamos de la conversación con Daniel, la comida deliciosa y la ubicación perfecta para hacer senderismo. Increíblemente sorprendente.

faltaba variedad de bollería en los desayunos.