Mi estancia en Hospedería Jaramillo fue genial. La ubicación fue perfecta para explorar Peñaranda a pie y disfrutar de su delicioso lechazo. Quiero agradecer especialmente a Mamen, la dueña, por ser tan amable y dedicada a su trabajo. Es difícil encontrar a alguien tan auténtico como ella. Además, su mermelada de higos fue increíble. La habitación era amplia y tenía una pequeña minicocina, aunque no la usamos. Mamen nos mostró la bodega, que solían ser los antiguos baños de la sinagoga. Sin duda, recomendaría este lugar acogedor y con mucho encanto.

Insisto, este lugar es super recomendado.

El hostal de Hospedería Jaramillo es una pasada. El edificio histórico reformado y decorado con buen gusto. Mamen, la anfitriona, tiene un trato muy personal y cercano. Peñaranda de Duero es un pueblo muy bonito y tranquilo, con un encanto medieval inigualable. La habitación tenía todo lo necesario y una buena calefacción. Sin duda, superrecomendable.

Todo fue genial. 😊

El trato fue 100% personalizado y encantador, la comida casera y de la zona es super recomendable. La ubicación es excelente, en el centro del pueblo con fácil aparcamiento en la misma calle. La anfitriona nos recibió con mucha hospitalidad. El hostal es una experiencia super única, con una sinagoga construida hace 800 años. La encargada del hotel nos ayudó a subir nuestras maletas, lo cual fue de gran ayuda. ¡Super recomendado!

Nos encantó la amabilidad y competencia del personal del hotel. Nos dieron excelentes consejos sobre la zona y la ciudad. Además, la limpieza de las habitaciones y las instalaciones del hotel era impecable. apreciamos mucho la comodidad del aparcamiento y la ubicación céntrica que facilitaba el transporte y la visita a los lugares de interés. Por último, no podemos dejar de mencionar el delicioso desayuno que disfrutamos cada mañana, ¡fue el complemento perfecto para empezar nuestro día!

No.

La ubicación del Hospederia Jaramillo Hostal es excelente y la habitación es amplia. Nos sorprendió gratamente que la habitación tuviera una pequeña minicocina, aunque no la utilizamos. Mamen, la dueña, fue muy agradable y nos mostró la bodega que se encontraba en los antiguos baños de la sinagoga. No tuvimos la oportunidad de probar el desayuno y la comida allí, pero podemos decir que el trato recibido por Isabel y Mamen fue encantador y muy personalizado. Recomendaría a todos realizar la cata de vino y visitar la bodega. Por último, es recomendable disfrutar de una comida o cena degustando la comida casera de la zona.

No me puedo quejar de nada 😊