mi segunda estancia en padron fue aun mejor gracias a lagar de jesús albergue. la finca es maravillosa y llena de paz. el trato fue excepcional y la cena exquisita. lo recomendaría al 100%.

Faltaba agua para las cafeteras en el desayuno.

nuestra estancia en Padrón en Lagar de Jesús Albergue fue simplemente increíble. La hospitalidad de la familia que lo gestiona y el ambiente peregrino que logran crear con la cena comunitaria fueron simplemente encantadores. Además, las instalaciones están impecables y te hacen sentir como en casa.

La única pequeña cosa que podría mencionar es que el albergue no ofrece comidas, solo cenas. Sin embargo, esto estaba claramente indicado, por lo que simplemente nos organizamos y aprovechamos las maravillosas instalaciones del lugar.

El albergue cuenta con amplias zonas verdes, una piscina y un gran patio común. Las habitaciones comunes son muy cómodas. Destaco especialmente el ambiente peregrino y la cena comunitaria que ofrecen cada día, creando momentos especiales e inolvidables. Recomendaría este lugar al 100%.

Me sentí afortunado, no tengo ninguna queja.

Desde que puse un pie en aquel encantador albergue, me sentí como en casa. El anfitrión, Jose, fue increíble, siempre pendiente de que no me faltara nada. Hizo que mi última parada en mi camino a Santiago fuera la mejor de todas. Sin duda, conservaré ese pedacito de paraíso terrenal con todo el encanto que le da ahora.

El albergue está orientado principalmente a los extranjeros, lo cual puede hacer que los huéspedes locales no se sientan del todo como en casa. Sería bueno que se hiciera un esfuerzo por hacer que los visitantes españoles también se sientan bienvenidos.

El lugar estaba alejado del pueblo, lo que significaba caminar otros 4km después de una agotadora etapa del Camino de Santiago. Sin embargo, la ubicación era ideal para la última etapa hacia Santiago, ya que estaba en el camino. La finca y la casa eran espectaculares, ofreciendo un entorno tranquilo y agradable. Además, la piscina era perfecta para relajarse después de una larga caminata.

No ofrecían servicio de desayuno, lo que significaba que teníamos que salir por la mañana sin haber comido nada. El bar más cercano estaba a 1 km aproximadamente.

Me encantó este albergue. Está situado en un lugar fantástico, rodeado de zonas verdes y con una bonita piscina. Las habitaciones eran cómodas y limpias, con camas que ofrecían un buen descanso. Además, los dueños eran muy amables y acogedores, siempre dispuestos a ayudar. La cena comunitaria fue uno de los mejores momentos, donde pude conocer a otros peregrinos y disfrutar de una deliciosa comida casera. Sin duda, volvería a este lugar mágico.

Quizás el único inconveniente fue la falta de enchufes en la habitación, pero pude cargar mi móvil en las zonas comunes.