Tuve una maravillosa estancia en un precioso palacio histórico en un pueblo encantador. El ambiente y la tranquilidad de la zona eran excepcionales, lo cual hizo que mi paseo por las calles fuera muy agradable. Además, la amabilidad y simpatía de Irene y Helena, las anfitrionas, fue destacable. Incluso tuvimos la suerte de presenciar una representación teatral en la plaza del pueblo, lo cual mejoró aún más nuestra opinión sobre el lugar. El desayuno fue correcto, aunque hubo pequeños detalles como el olvido del pan y la falta de leche semi que nos habíamos pedido.

Nada 🙁.

El ambiente del lugar era muy agradable y acogedor, lo cual nos hizo sentir como en casa. Además, el personal del hotel fue muy amable y atento durante nuestra estancia, siempre dispuestos a ayudarnos. La comida que ofrecían tanto en la cena como en el desayuno era deliciosa y abundante, nos encantó poder disfrutar de estas comidas sin tener que salir del hotel. me gustó mucho la ubicación del hotel, ya que estaba cerca de varios destinos turísticos interesantes.

Por otro lado, la habitación en la que nos alojamos era bastante incómoda. El techo era muy bajo, lo que dificultaba moverse por la habitación sin golpearse la cabeza.

El edificio es una auténtica preciosidad, con una decoración original que respeta su esencia. Nos alojamos en una de las torres y fue una experiencia increíble. El trato de Helena y Fátima fue maravilloso, siempre estuvieron pendientes de que estuviéramos bien y nos sentimos muy a gusto. El desayuno incluido en el precio fue completo y delicioso. La ubicación del hotel es estratégica, lo que nos permitió visitar varios lugares de interés en la zona. Sin duda, una experiencia en una zona preciosa.

Recomiendo este lugar insistentemente.

Nuestra estancia en este alojamiento rural fue muy agradable. A pesar de que la habitación estándar no tenía aire acondicionado y las ventanas eran pequeñas, las instalaciones eran cómodas y bonitas. Además, el palacio en sí era precioso. Disfrutamos de bebidas gratis a nuestra llegada y las galletas del desayuno eran deliciosas. A pesar de algunos inconvenientes, como el desorden en todo el alojamiento y la falta de limpieza en la habitación, en general tuvimos una buena experiencia.

Debo mencionar que el alojamiento estaba lleno de trastos y desordenado, lo cual no fue muy agradable. encontramos falta de limpieza en la habitación y en todo el alojamiento.

El Palacio de Guzmán es un lugar encantador para hospedarse. La habitación en la que nos alojamos era amplia y limpia, con camas cómodas. Elena, la propietaria, fue muy amable y siempre estuvo atenta a nuestras necesidades. El pueblo en el que se encuentra el hotel es pequeño pero con mucho encanto, y la iglesia y el campanario son definitivamente dignos de visitar. En general, recomendaría este hotel.

La estancia en el Palacio de Guzmán fue una experiencia inolvidable. Nos alojamos en una de las habitaciones Deluxe de la Torre, y fue simplemente magnífico. Las vistas desde la habitación eran impresionantes, con el campanario de la iglesia y los campos de Castilla como telón de fondo. La decoración en estilo renacentista y los grandes ventanales daban un ambiente de ensueño. El trato recibido por parte de Elena, la propietaria, fue excepcional. Siempre atenta y amable, nos hizo sentir como en casa. Además, nos dio recomendaciones sobre bodegas locales y lugares interesantes para visitar. La comida en el comedor y la selección de quesos fueron deliciosos. En general, fue una estancia maravillosa y sin duda recomendaría este lugar.

hicimos una cata de vinos muy interesante antes de la cena. el edificio es un palacio rehabilitado con encanto. la habitación Deluxe de la Torre con vistas al campanario y a los campos de Castilla fue increíble. la pareja propietaria fue muy amable.

falta limpieza en general.

El palacio restaurado del siglo XVIII es precioso, con un personal atento y amable. El desayuno incluido es abundante y del agrado de los huéspedes. Las vistas al pueblo y los valles son maravillosas. La cena tiene una buena relación calidad-precio.

Me sentí como en casa al instante, no me puedo quejar.