Encantadora posada con siglos de historia. Limpieza impecable y confort en las habitaciones.- La amabilidad y atención de Ana Belén

Todo fue genial.

Servicio superior, comida excepcional, calidad y precio excelentes. Valoro los parajes espectaculares del valle de Baztan perfecto para senderismo y ciclismo. Lugar para relajarse y disfrutar de una estancia agradable.

El trato de Ana Belén fue excelente y el revoltillo de setas en la cena fue delicioso. El desayuno fue muy bueno, con atención personalizada de Ana, quien es una guía experta en el valle. La casa es divina, con una terraza y un salón precioso para disfrutar. La limpieza es excelente y la decoración cálida y cuidada. Además, nos brindaron mucha información sobre la zona.

Puedo recomendar este hotel a todos.

Un lugar encantador y acogedor, perfecto para descansar y relajarse. Las vistas son impresionantes y el entorno es tranquilo y hermoso. El trato de Ana Belén y su familia es cariñoso y amable, nos hicieron sentir como en casa. Las comidas caseras son deliciosas, con productos frescos y del huerto. Recomendado para todos quienes buscan comodidad y tranquilidad.

Me sentí muy a gusto, no me puedo quejar.

la posada superó nuestras expectativas una vez más. Los dueños nos recibieron con amabilidad y nos hicieron sentir como en casa. La casa es hermosa y bien cuidada, con una vista espectacular desde la habitación. La limpieza impecable y las camas muy cómodas. La cena fue deliciosa y la conversación amistosa. Sin duda, volveremos pronto.

Faltó una piscina en la posada.

La amabilidad y el compromiso de Ana Belén, entorno tranquilo y relajante, suite y baño amplios y lujosos, comida deliciosa y artesanal.

Que no pude quedarme más tiempo.

La dueña es encantadora y entrañable, y se aprecia el cariño que pone en su trabajo y en la casa. La posada es muy acogedora, llena de bonitos detalles y con mucha personalidad. El entorno es precioso, lo que hace que la estancia sea muy grata. Ana Belén, la anfitriona, nos atendió estupendamente, con cariño y profesionalidad. Sus desayunos y cenas caseros son deliciosos, y nos ofreció consejos útiles para visitar la zona. Gracias a ella, nos sentimos como en casa.

Todo bien 👍🏼

La amabilidad del personal, la limpieza impecable y el delicioso desayuno casero.

Casi perfecto.

Este encantador y acogedor alojamiento ofrece una ubicación privilegiada, a pocos minutos de la capital del valle y rodeado de naturaleza y tranquilidad. Las habitaciones son preciosas, limpias y cuentan con una decoración que te transporta a otra época. La amabilidad y buen trato de los propietarios se destacan, brindando recomendaciones turísticas y ayudando con compras locales como queso y sidra. Además, los desayunos y cenas caseros son deliciosos y se presentan de manera atractiva.

La cama puede resultar un poco dura, pero esto es una cuestión personal y puede depender de los gustos de cada huésped.

El edificio de la posada es realmente impresionante, se asemeja a un museo con su imponente arquitectura. Las áreas comunes son amplias y están decoradas de manera espectacular. El ambiente en general es tranquilo y relajante. La habitación en la que me alojé era espaciosa y ofrecía unas vistas preciosas del país vecino. La cama también era muy cómoda. Recomiendo cenar en el alojamiento, tuve la oportunidad de disfrutar de una agradable conversación con otros huéspedes. destaco el delicioso desayuno y la amabilidad de la excelente anfitriona, Ana Belén, quien mostró un gran conocimiento de la zona.

Aunque fue una estancia perfecta, mencionaría que las camas eran un poco blandas para mi gusto, pero entiendo que es una preferencia personal. Además, en cuanto al desayuno, considero que podría haber tenido más variedad de opciones.

Mi estancia en Posada de Ziga fue simplemente perfecta. Belén y Carlos fueron unos excelentes anfitriones, desde el momento en que realizamos la reserva hasta el momento del checkout. Llegamos antes de la hora de check-in y Belén se encargó rápidamente de hacer el proceso y nos hizo sentir bienvenidos. El desayuno fue generoso y personalizado, adaptado incluso para una vegetariana como yo. Además, las cenas caseras fueron deliciosas y también tuvieron en cuenta mis preferencias. El uso del lavarropas fue muy fácil y Carlos amablemente se encargó de colgar y descolgar nuestra ropa. El entorno de la posada es simplemente maravilloso, y la tranquilidad del lugar es perfecta para relajarse. Sin duda, fue un placer conocer a esta encantadora familia.

Recomendaría a todos este lugar.