Este hotel boutique fue una verdadera joya escondida que descubrimos durante nuestra estancia en Turquía. Un aspecto que realmente nos encantó fue su ubicación. Está situado cerca de todos los lugares de interés importantes, como el museo arqueológico, la basílica de San Juan y la mezquita de Isa Bey. Además, está en el centro de la ciudad, lo que hace que sea muy conveniente para explorar la zona. Otra cosa que nos impresionó fue el servicio del hotel. El personal era extremadamente amable y servicial, proporcionándonos consejos útiles sobre qué ver y dónde comer. La habitación en la que nos alojamos era maravillosa, con una bañera de hidromasaje, una cama grande y todas las comodidades modernas que necesitábamos. También disfrutamos de las hermosas vistas al jardín desde nuestra habitación. Por último, pero no menos importante, el desayuno fue simplemente delicioso. Nos encantaron las mermeladas caseras, preparadas en casa con productos sin gluten. Fue realmente una excelente manera de empezar el día.

Todo estaba perfecto.

Habitaciones bien decoradas y cómodas, con una cama espectacular y un baño de lujo. Recibimiento amable con fruta fresca y bebidas. Gran desayuno con una bandeja llena de queso, frutos secos, y huevos revueltos. Personal atento y servicial, ofreciendo recomendaciones y upgrade de habitación. Un oasis para hacer una parada.

El hotel se encuentra en una ubicación privilegiada, cerca de la naturaleza y de diversas atracciones turísticas, como el museo de la ciudad. Además, cuenta con habitaciones bien decoradas y cómodas, con detalles cuidados. El servicio es amable y atento, brindando recomendaciones útiles. El desayuno es variado y delicioso, con productos caseros.

Algunos huéspedes han mencionado que el hotel tiene un número limitado de habitaciones, lo que puede dificultar conseguir una reserva durante temporada alta.