Sensación de tranquilidad y comodidad. Personal atento y detallista.- PicNIT en el pavellón delicioso.- Desayuno en el huerto excelente.

Si buscas una experiencia hotelera única, este lugar es perfecto para ti. Las habitaciones cuentan con paredes, suelo y techo de vidrio, lo que te permite disfrutar de un entorno minimalista y vivir el momento sin distracciones. El personal del hotel es muy amable y el servicio es excepcional. Además, el desayuno es delicioso y podrás disfrutarlo en la comodidad de tu propia habitación. Sin duda, una experiencia inigualable.

El único inconveniente es que el aire acondicionado no siempre estaba encendido al entrar a la habitación, lo que podría resultar incómodo en días calurosos.

Los pabellones de vidrio te hacen sentir como en una pecera, muy emocionante para quienes disfrutan de ser observados. Además, el restaurante de dos estrellas Michelin es perfecto para quienes quieran pagar por platos fríos.

El colchón en el suelo es perfecto para aquellos que disfrutan de sentirse como en un campamento.

El lugar está muy bien ubicado, cerca de la playa y con fácil acceso a los servicios de la zona. Además, tiene un diseño único y llamativo que sorprende a primera vista.

No había sillas ni mesas, lo que dificultaba la estancia. Además, el lavabo era incómodo y no había una forma adecuada de colgar las toallas después de usarlas.

El entorno del hotel es tranquilo y ofrece una experiencia minimalista y original. Las habitaciones son como pabellones zen, con estructuras de metal, cristal y piedra natural. Las estancias son luminosas y acristaladas, con cortinas automáticas para asegurar la privacidad. El baño cuenta con una pequeña piscina para remojarse a temperatura ideal. El personal es amable y profesional, y el desayuno ofrece productos locales de calidad.

Carece de colgadores en el baño, lo cual es incómodo para colgar las toallas.

Lo mejor de mi experiencia durante un fin de semana en este hotel fueron la increíble sensación de tranquilidad y comodidad que experimenté en un entorno minimalista y zen. Además, el trato del personal fue perfecto y cuidaron hasta el mínimo detalle. Estuvieron disponibles cuando los necesité y me dejaron disfrutar al máximo de la experiencia. Además, disfruté mucho del delicioso PicNIT en el pabellón, una experiencia increíble. me encantó el desayuno, fue uno de los mejores que he probado, y poder disfrutarlo en el huerto fue ideal.

Algunos aspectos no me gustaron tanto durante mi estancia. Por el diseño del hotel, no había sillas, taburetes ni mesa en la habitación, lo que resultó poco práctico.